Con pesar y dolor despiden a monseñor Flores Santana.

Santiago

Con la presencia del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, el nuncio apostólico Jude Thaddeus Okolo y once obispos del país, autoridades civiles, militares, feligreses y otras personalidades, fueron sepultados ayer en la Cripta de los Obispos de la catedral Santiago Apóstol, los restos del arzobispo emérito de esta Arquidiócesis, monseñor Juan Antonio Flores Santana, que falleció el domingo en esta ciudad a la edad de 87 años.

Previo al sepelio, el cardenal a solicitud del arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, ofició una misa de cuerpo presente en la Catedral, en la que además estaba presente la Primera Dama, Cándida Montilla de Medina, y otras autoridades y personas.

López Rodríguez dijo que con mucho gusto aceptó el pedido que le hizo De la Rosa Carpio, por los estrechos vínculos de amistad y colaboración que mantuvo con “este virtuoso hombre de la Iglesia”.

“Quienes tuvimos el privilegio de trabajar a su lado, pudimos apreciar sus muchas cualidades, ante todo debe reconocerse que a monseñor Flores le correspondió suceder a otro gran hombre de Dios, Francisco Panal Ramírez, un auténtico hijo de San Francisco de Asís”.

Subrayó que Panal Ramírez llegó a la República Dominicana, sin haberse ordenado sacerdote y le correspondió al arzobispo Nouel Bobadilla conferirle la ordenación sacerdotal.

Para el también arzobispo de Santo Domingo, Flores Santana, siempre mantuvo el más radical estilo franciscano y que se levantaba en altas horas de la madrugada a hacer oración en la Catedral.

“Hablo de las 3.00 AM hasta las 4.30.00 AM, en que confesaba y a las 5.00 AM celebraba la eucaristía y que a pesar de la hora fue siempre la misa más concurrida, sobre todo en los momentos de persecución y de ataques a su persona y a la Iglesia, a su lado siempre estuvo el vicario general monseñor, Luis Federico Henríquez, a quien intentaron quemar su casa en esos momentos difíciles”.