nota del gobierno cubano, que agregó que la fiscalía pedirá una condena de 20 años por actos en contra de "la independencia o la integridad territorial del estado''.
Se permitirá que su familia, abogados y diplomáticos de Estados Unidos en La Habana asistan al juicio, agregó la nota.
El encarcelamiento de Gross sin cargos desde el 3 de diciembre del 2009 se ha convertido en un obstáculo para los esfuerzos de la administración del presidente Barack Obama por mejorar las relaciones con Cuba, y una sentencia de 20 años ciertamente empeoraría las cosas.
La Casa Blanca reaccionó de inmediato y solicitó "inmediata liberación''. En un comunicado oficial señaló que la intención de pedir 20 años de cárcel ‘‘agrava la injusticia sufrida por un hombre que estaba ayudando a aumentar el libre flujo de información de, hacia y entre el pueblo cubano''.
Recientemente, sin embargo, se habían producido sutiles señales de que el caso de Gross, de 61 años, y vecino de Potomac, Maryland, se estaba moviendo hacia algún tipo de resolución.
Un "alto funcionario del Departamento de Estado'' dijo a periodistas en La Habana el 13 de enero que Washington sentía un "optimisno cauteloso'' en el caso "debido a cosas que hemos escuchado,", de acuerdo con un reportaje de Associated Press.
Ese mismo día, Roberta Jacobson, subsecretaria de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado, visitó a Gross en su celda, en medio de charlas sobre inmigración que se celebran cada seis meses.
Una declaración hecha el viernes por el abogado de Gross en Washington, Peter J. Kahn, se refirió positivamente al anuncio de Cuba y no mencionó la petición de una condena de 20 años.
"Después de 14 meses en una cárcel cubana sin cargos, el que el caso de Alan Gross esté ahora avanzando es un hecho positivo'', declaró Kahn. ‘‘Urgimos respetuosamente a las autoridades cubanas a que pongan en libertad de inmediato a Alan Gross por el tiempo ya cumplido''.
Su declaración agregó que el cargo mencionado en el anuncio de Cuba ‘‘demuestra, una vez más, que Alan está atrapado en medio de una inveterada disputa política entre Cuba y Estados Unidos''.
La mayor parte de los reportes sobre Gross alegan que viajó a La Habana como subcontratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) para llevar un teléfono satélital a la pequeña comunidad judía de Cuba, a fin de que pudiera comunicarse con el extranjero. Otros dicen que él llevó ayuda a grupos ‘'marginados'', disidentes u otras organizaciones no gubernamentales.
"Cada vez que Alan viajó a La Habana, él declaró todo lo que exigían las autoridades cubanas de Aduana'', señaló el comunicado de Kahn. "Las autoridades cubanas nunca expresaron preocupación alguna sobre lo que él traía consigo''.
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