Cómo evitar el estrés en los niños
Mientras los estudiantes de Miami-Dade se preparan para comenzar un nuevo año escolar, los médicos explican que hasta los niños de cinco años pueden sufrir de ansiedad. Psicólogos infantiles de los principales hospitales de ni
REBECCA BURTON
RBURTON@MIAMIHERALD.COM
Mark, de 10 años de edad y que este año cursará el quinto grado en el Centro Winston Park k-8, tiene una mochila con ruedas ya lista para el nuevo año escolar.
“Estoy comprando con anticipación todos los materiales que necesito para el quinto grado y así estar preparado”, dice Mark después de acudir a la terapia semanal con el psicólogo del Miami Children’s Hospital en Coral Gables.
Mark padece de fibromialgia, una condición que provoca dolor en los músculos y coyunturas y que lo obliga a quedarse en la casa cuando el dolor es muy fuerte. El talentoso estudiante, que quiere ser anestesiólogo, detesta faltar a clases y se estresa cuando eso sucede.
La Dra. Sara Rivera-Conil, psicóloga licenciada del Miami Children’s Hospital, atiende a Mark cada semana para enseñarle técnicas de relajación para calmar los nervios y ayudarle a tener éxito en la escuela.
“Ella me ha enseñado que no tengo que ser perfecto y puedo seguir siendo exitoso”, dice Mark, que tomó el Examen de Evaluación Comprensiva de la Florida (FCAT, por sus siglas en inglés) en el cuarto grado mientras estaba fuertemente medicado y aún así obtuvo resultados excepcionales.
Su madre, Mercy Coiras, maestra en la escuela de su hijo, dice que Mark es un perfeccionista y que eso es parte del problema.
Conil dice que no es rara la ansiedad en los niños de edad escolar al comienzo de un nuevo semestre y que aún niños que no padecen ninguna enfermedad pueden sufrir de estrés antes del período escolar. Rivera-Conil comenta que antes de considerar ayuda profesional hay muchas cosas que los padres pueden hacer para aliviar la ansiedad y asegurar una transición fácil del verano al ocupado semestre otoñal.
“Es normal algún nivel de ansiedad, así que lo primero que un padre debe hacer es normalizar ese sentimiento”, dice Rivera-Conil.
Dice que una buena manera de hacerlo es que los padres compartan algunas de sus historias de la vuelta a clases y entusiasmarlos para el nuevo grado.
El Dr. Daniel Bober, director médico de psiquiatría pediátrica en el Hospital de Niños Joe DiMaggio, dice que otra cosa que un padre puede hacer para disminuir el estrés es mantener también la calma.
“Los padres deben preguntarse si ellos están ansiosos”, dice Bober. “Un padre ansioso resulta en un niño ansioso.”
Dice también que hay muchos síntomas a los que los padres pueden estar atentos para saber si su hijo se siente abrumado. Los síntomas difieren en niños más jóvenes y de mayor edad.
Si el niño es mayor, puede comenzar a mentir, buscar excusas para faltar a clases, volverse agresivo o distanciarse de los padres. Los niños más jóvenes no pueden expresar las emociones del mismo modo así que se quejan de molestias físicas tales como náuseas, dolores de cabeza, dolores de estómago o vómitos.
Bober dice que uno de los principales temores en los más pequeños es la ansiedad por la separación, mientras que en los mayores puede ser por un nuevo currículo, los exámenes o compañeros agresivos.
La Dra. Susan Chalfin, directora de adiestramiento en la unidad de psiquiatría para niños y adolescentes hospitalizados en el Hospital de Salud Mental Jackson, dice que la comunicación y la preparación son lo más importante cuando un niño sufre de estrés.
“Hablar sobre el miedo que sienten es importante”, dice Chalfin. “Es buena idea hacer preguntas específicas tales como ‘¿A qué jugaste en el recreo?’ o ‘¿Qué aprendiste hoy en la clase de matemáticas?’”.
Crear un tiempo y lugar especial para hablar, como durante la merienda, después de la escuela, ayuda a la comunicación entre padres e hijos.
Es también clave preparar al niño y familiarizarlo con la escuela y su salón de clases, dice Rivera-Conil.
“Háblele sobre la escuela a la que asistirá. Llévelo a la escuela, juegue en el patio, tome una merienda afuera y conviértalo en una experiencia placentera, de forma que se sientan en control”, dice Rivera-Conil.
Chalfin dice ya de por si la preparación académica, las materias que estudian, son suficientes para agobiar a los estudiantes de escuela intermedia y secundaria. Tener un tutor o repasar las listas de lectura de verano les ayuda a que se preparen para el nuevo grado.
Los tres médicos coinciden en que es necesario, para niños de todas las edades, comenzar una rutina un par de semanas antes de que empiece la escuela. Dormirse temprano y levantarse antes, gradualmente, antes de que comience el período escolar, los ayudará a crear un patrón de sueño y a que estén bien descansados para aprender. Puede también ayudar tener una dieta saludable y mantenerse alejados de comida chatarra.
“Haga que la preparación sea divertida, llévelos a comprar las cosas de la escuela y que tengan su mochila lista, eso les ayudará a darle un giro positivo a la escuela”, dice Rivera-Conil.
El estrés de vuelta a la escuela usualmente desaparece después de un par de semanas cuando el niño comienza a caer en una rutina, pero los médicos dicen que si la ansiedad persiste por un período mayor, los padres pueden necesitar ayuda profesional.
“Cuando la ansiedad persiste, usted puede notar cambios en el apetito, se vuelven más irritables, tienen dificultad para concentrarse o hay cambios en el patrón del sueño”, dice Rivera-Conil.
Bober comenta que si el niño necesita ver a un profesional, este hará una evaluación completa para saber si hay un historial de ansiedad en la familia. Los médicos hablarán con el niño para llegar a la raíz del problema. El doctor también explica que el acoso en la escuela es una de las principales causas de ansiedad.
“Una de las terapias que utilizamos es la que está basada en la exposición”, dice Bober. “Para eso, exponemos gradualmente al niño a la situación que les provoca la ansiedad y poco a poco vamos disminuyendo la misma para ayudarles a manejarla mejor.”
Las técnicas de respiración y la terapia de juego son otros métodos para calmar el estrés del niño. Si la psicoterapia no funciona y el niño es diagnosticado con un desorden de ansiedad, que, según la Asociación de Desórdenes de Ansiedad de América, la padece uno de cada ocho niños en Estados Unidos, entonces puede necesitar medicación. Pero Bober dice que la medicación es recetada con mucha cautela debido a los efectos secundarios.
“La medicación siempre tiene efectos secundarios por lo que debe ser siempre el último recurso”, dice Bober.
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