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6 de abril de 2012


Cadena perpetua para casero que mató a inquilino en disputa

 
 

El jurado había rechazado el argumento de defensa propia y la jueza le dio la pena máxima

MRVASQUEZ@MIAMIHERALD.COM

Luego que el jurado rechazó su alegación de defensa propia — y que la jueza considerara que la ley Stand Your Ground (Defiéndete) de la Florida no se aplicaba al caso —, Julián González estaba seguro de recibir el jueves una larga condena de cárcel. El casero de North Miami Beach había matado de un tiro a un inquilino dos años antes en una disputa sobre el pago atrasado del alquiler. Este acto llevó a que fuera convicto de homicidio de segundo grado, con una sentencia mínima obligatoria de 25 años de prisión.
La única cuestión que encaraba la jueza de circuito de Miami-Dade Beth Bloom era si debía imponer la condena máxima de cadena perpetua. Finalmente, esa fue la decisión de Bloom, un castigo por el que había suplicado fervientemente la familia de la víctima de González, Vladimir Santos, de 25 años.
“Mi único hijo”, dijo a la jueza la madre de Santos, Connie García. “El tenía una gran personalidad, un gran sentido del humor, siempre tenía una sonrisa en la cara”.
La muy controvertida ley floridana de Stand Your Ground — el punto central en la muerte de un tiro en Sanford de Trayvon Martin, de 17 años — no se aplicó en este caso por dos razones clave: González, a pesar de ser el propietario, no tenía derecho legal de estar en la propiedad de su inquilino, y, algo quizá más importante, no había pruebas creíbles de que González hubiera corrido peligro alguno.
Además de su acongojada madre, Santos dejó una esposa y cuatro hijos pequeños, tres niños y una niña. Su esposa María Rivera tenía nueve meses de embarazo cuando ocurrió el incidente, y dio a luz a su hija ocho días después de la muerte de Santos.
Rivera lloró frecuente y fuertemente durante el proceso, e hizo una breve declaración durante la cual trajo a su hija al podio y habló de cómo se había privado a sus hijos de su padre.
“Mírame”, dijo Rivera al impasible González. “Mírame cuando te hablo”.
Meses atrás, frente a un jurado, González trató inútilmente de presentar el incidente como un acto de defensa propia. González había visitado a Santos exigiendo a su inquilino que pagara el alquiler o se fuera, pero Santos se negó a hacer ninguna de las dos cosas. La casa estaba en ejecución hipotecaria, dijo la fiscalía, y Santos se mostró reacio a pagar alquiler cuando el banco le había dicho que pronto asumiría el control de la propiedad.
González testificó que él sólo había disparado porque le pareció que Santos iba a sacar una pistola. La policía, sin embargo, no encontró arma de fuego alguna en la casa de los Santos, y los testigos contradijeron la versión de los hechos de González.
“Siento haber causado tanto dolor”, dijo el jueves González ante el tribunal. “Lo hice para defender mi vida”.
La familia de González estaba reunida en el lado izquierdo del juzgado, y los acongojados partidarios de Santos se sentaron juntos en el derecho. González, de 37 años, tiene tres hijos, y sus familiares dijeron que esos hijos también necesitaban un padre. Los partidarios de González dijeron además que ellos creían su historia de defensa propia, y por momentos culparon a la familia de la víctima.
“Si ellos fueran una familia decente, hubieran pagado su alquiler todos los meses como debe ser, y no estuviéramos hoy aquí”, dijo al tribunal el hermano de González, Jesús.
La tensión entre las dos familias se fue haciendo más intensa a medida que avanzaba la audiencia. Cuando la jueza dijo “cadena perpetua”, los familiares de Santos estallaron en aplausos. Los guardias del tribunal escoltaron por separado a ambas familias fuera de la sala.
El fiscal Joseph Mansfield, en su argumentación ante la jueza, describió la muerte de Santos como “innecesaria” y “sin sentido”.
“Lo único que exige la justicia es una condena a cadena perpetua”, dijo Mansfield.
El Nuevo Herald

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