Miguel sigue peleando abajo.
No hay forma de que se quite ese sambenito
Miguel vino a darse cuenta tal vez muy tarde que su actual lucha tenía que llevarla en muchos frentes, y que los descuidos o se pagaban a la entrada o a la salida.
No hay dudas de que ganó la parte política, y por igual la legal, pero en los medios de prensa eso y nada es lo mismo, pues no le reconocen ascendiente superior. Esto es, dominio de la escena.
Se publicó una encuesta, y el periódico que la encargó lo incluyó en un interesado empate técnico, y sin embargo, al correr de los días, lo trata como si su preferencia fuera nula.
Esa misma firma, en otra medición, lo coloca de segundo, por encima de Hipólito, y la situación en nada cambia. El ex presidente sigue como PRD mayoritario.
Esas cosas, se dice, ocurren en las mejores familias de Gascue, pero Miguel vive en una torre de Anacaona, muy lejos del mundanal ruido, y con aparente dificultad para asumir ese problema.
Sin embargo, fue él y no el encargado que apreció lo que era obvio: las deficiencias en comunicación.
Dice él mismo, y repiten sus íntimos, que va a tomar el toro por los cuernos; y habrá que ver si queda toro, porque cuernos, muy difícil.
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